viernes, 5 de noviembre de 2004

Propaganda (y1)

¡Oh, supermercados del mundo! ¡Gracias, gracias! ¿Qué sería de mí sin vuestra propaganda? No sabéis cuánto me alegráis la vida cuando llego a casa después de clase. Ávidamente, y sin importarme los vecinos, arramplo con mi ejemplar -aún calentito- de las ofertas que alumbran vuestras estanterías. En ese momento, hago mi lista de la compra: aceites, aceitunas, alfombrillas del baño, almendras tostadas, y así hasta llegar a la Z, con esa riquísima zurrapa en manteca. Por todo ello, mi más grata admiración. ¡Oh, vaya creativos de imagen! Deberían ser elevados a dioses. Así sea.

2 comentarios:

Fer dijo...

¡Viva y bravo por esos supermercados!
Ensalcemos a sus publicistas que nos engañan cual amantes, que reduciendo un céntimo los precios nos ofrecen un nuevo El Dorado.
Honremos a sus santas madres, venerémoslas por siempre, pues ellas nos los trajeron al mundo.
Alimerka bendito, Supersol amado, El Árbol querido, Lidl idolatrado, Más y Más sublimado, Tambo desconocido, Spar ya desterrado.
Siete maravillas de la creación humana, mas ninguno se acerca a la luz que más refulge, al dios de todos ellos: Día.
¡Díaaa, sus cajeras, sus ofertas...! (ya sabemos qué canción es, ¿no?).
Qué pena que el politeísmo no perviva en nuestra sociedad. Así todo sería más fácil.

Fer dijo...
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